lunes, 30 de noviembre de 2015

Tick - tack

Siempre falta. 
Y no es suficiente.
Corremos detrás de él, 
pero siempre nos alcanza. 

Se hace tangible en arrugas, 
sigue corriendo 
cuando los domingos 
nos quedamos mirando la ventana.

El tiempo no perdona, 
no olvida, 
no se para. 

El tiempo hace 
de las ruinas monumentos 
y de los cuadros 
obras maestras. 
Se bebe los miedos, 
devasta los muros, 
desgasta las piedras, 
abole dictaduras 
y saluda a lo que vendrá...

El tiempo, 
como una serpiente que nos va 
seseando los talones,
que, a veces, 
nos enrosca de sueños 
con falta de tiempo.
El mismo tiempo 
que quieren inmortalizar  
los relojes, 
las fotografías.

Y siempre pasa.
Pasa de largo, 
avanza sin tregua. 
Es la guerra de las urgencias. 

Él, 
más valioso el dinero. 
Él, 
que no concede despedidas 
y, a veces, 
ni segundas oportunidades.

Un amante de la vida, 
que nos grita constantemente, 
pero muchas veces no le oímos, 
o no queremos,
que lo hagamos ahora,
que hoy es ya mañana.


El tiempo,
infinito sabio de lecciones
sobre prioridades. 

El tiempo,
cristal cortante
con forma de nostalgia. 

El tiempo,
incesante caballo
que nunca detiene su trote.


Aunque, contraria a todo,
yo os juro que,
algunas veces,
se para.



lunes, 26 de octubre de 2015

De la piel a las entrañas


Este amor, que con sangre no entra y con tinta se queda. Que se quede grabado en el corazón, y las arrugas que vengan pregunten de quién era, de quién será, de quién es todavía. 


Pedalear, a veces contra la vida que se pone cuesta arriba
Pedalear, para alejarse de la muerte que nos pisa los talones.
Dejar de pedalear, para reírse de la muerte que nos llena de vida.


A veces, en pequeñitas dosis, tengo sueños que no alcanzan porque sueño pero no creo. “A veces” se convierte en “muchas”, “pequeñitas dosis” se transforma en “droga”. Pero, antes de no creer yo toco el cielo y, entonces, puede que todo pase.

martes, 6 de octubre de 2015

¿Volvemos esta noche?

Solo sé que llevo dos horas escribiendo una crónica sobre noséqué y que, entre medias, te cuelas en mis pensamientos por las rendijas que abren las notas de la música, la palabra Albaicín asomando de algún lado de internet. Te cuelas como un ratón en una casita de campo y roes por dentro todo lo que se supone que debería de estar haciendo. Vuela mi imaginación hacia lo que de verdad quiero. Vuelan mis manos sobre el teclado... Viajo hasta Granada y aquellos días en los que la hicimos nuestra. Te cuelas entre todos mis enredos. Te comes mis agobios.

Lo curioso de todo es que nos quedó pendiente un sitio por visitar. El Albaicín.

lunes, 14 de septiembre de 2015

No te vayas

No te vayas,
que tengo que estrenar un conjunto de lencería
y tres tangas de encaje.

No te vayas,
que tengo que hacer el examen de conducir
y para lo único que lo quiero
es para que seas el copiloto
de todos mis viajes.

No te vayas,
que se acabarán los poemas felices,
y seré como cualquier otro poeta.

No te vayas,
que la tortuga se queda.

No te vayas,
que Tanzania nos espera.

No te vayas,
que aún tengo que enseñarte
que por dentro
 eres aún mejor
de lo que me dicen tus ojos.

No te vayas,
que de las canciones
ya solo me quedaría nuestra estela.

No te vayas,
que me quedaría sin caballo destartalado,
sin caballero sin espada,
sin mi ángel de la guarda.

No te vayas,
que las brújulas se volverían a perder
y ya no habría laberinto
donde encontrarse.

No te vayas,
que ya nunca sabrías
que eres vida para toda mi cintura,
que ya nunca podría decirte
que sí,
que creo algo en Dios
desde que tú existes.

No te vayas,
o, al menos,
no lo hagas sin tu sonrisa. 

Que si te vas
sea porque tú quieres,

que yo me quedaría esperándote.
Que si te vas
no sea por hacerme feliz,

porque a esa me la presentaron
como compañera de piso
cuando tú llegaste.


Quédate a vivir en mi pecho.

NO TE VAYAS...


lunes, 7 de septiembre de 2015

Sombras

Llevo todo a medias: las sonrisas, las victorias y los cuentos. Este relato también está a medias. Mitades vacías. Y el corazón también bombea con solo la mitad de lo normal, a punto de reventar de tanto usar las luces de reserva.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Reflections (II)

Por más que nos lo prometamos,
por más veces que lo intentemos,
no podemos.

Ni lo aceptamos,
ni nos aceptamos.

Cada día puede ser un odio ciego en el pecho,
una rabia congelada
(como a ti te gusta)
que asfixia mi corazón
e inunda mi garganta.

Quiero rallarte la cara con unas llaves,
sin invitarte a que ralles la noche. 
Quiero pegarte un golpe en la tripa
para que algún día
podamos escribir
lo que se experimenta.
Y que te duela.
Y que me duela.

Soy yo.
Soy tú.
Somos así.
Lo asumo.
No lo aceptas.
¿Quién eres?


domingo, 16 de agosto de 2015

STOP

A veces pienso que es la vida un tiovivo que gira con la inercia de que todos los engranajes cuajen. ¿Y qué cuajen para qué? ¿Quién dispuso este girar, este tener que tener y tener? ¿Acaso son los de arriba, que nos conceden vacaciones para que nos creamos libres por unos cuantos días? ¿Y el resto de meses? En cuántas sedes conocen nuestros nombres, nuestros DNI, pero no saben qué pasiones nos mueven, qué autores nos gustan, qué debilidades nos hieren. ¿Acaso son nuestros amigos, que nos llamarían locos si lo dejáramos todo? ¿O acaso nuestra familia, que tan solo nos llevan por donde a ellos les llevaron?

El tiovivo sigue entre amores que se dan cuerda por cariño y no por amor, entre trabajos creadores de muertos vivientes, entre gimnasios de cuerpos fabricados -ya estaban pensados de antemano-.

El mundo gira y nosotros con él, sin darnos cuenta de que podemos ir en el sentido contrario. Subir hacia abajo, bajar hacia arriba. Sin darnos cuenta de que vivir es, precisamente, matar al tiovivo, dejarlo tiomuerto.

Yo también estoy aquí subida -o bajada, que no os engañen mis palabras-, pero me he subido a uno de los caballos destartalados y sospecho que tiene un tornillo menos. Quizás entre los dos sepamos ser valientes, dejar el tiovivo a su suerte. 

Mientras tanto, a veces, bajamos -o subimos-, nos paramos, nos revelamos, nos revolcamos -momento de montaña rusa-. Luego volvemos, sin hacer cola, como obedientes ovejas. Y nos quedamos callados, soñando con despertar alguno de estos días.

Matar al tiovivo, dejarlo tiomuerto.

sábado, 11 de julio de 2015

Buenos días

Hoy me ha arropado, como un rayo de sol en un día de niebla, el cariño de mis padres.
Hoy me ha saludado con su canto alegre la música de La Pegatina.
Hoy han llegado como un beso incontenible los versos de tu puño.

Hoy, que son las nueve y veintiséis de la mañana, tengo un buen día.

sábado, 13 de junio de 2015

Contaminantes


Tengo una relación de drogodependencia con mi móvil y contigo. Y no sabéis lo que es llevar quince minutos cargándolo y que, aún así, no se encienda (o a lo mejor lo sabéis perfectamente). Joder, como si fuera un corazón cansado de tanto encenderse y apagarse "No soy una puta bombilla". Creo que a veces eso es lo que piensa. Pero aquí sigue el cabrón, negándome mi derecho a ver tu última hora de conexión, tu "en línea", tu "escribiendo...". Y yo me pregunto si me habrás escrito algo, si te habrás enfadado porque mi móvil no respondía al tuyo. A lo mejor los problemas no son entre tú y yo, son entre tu móvil y el mío. A lo mejor se odian y se quieren a muerte tanto como nosotros. Son manipuladores de palabras, magos de los reproches absurdos, detonantes de las discusiones sin freno...  Y, sin embargo, no puedo vivir sin él, es como tenerle cariño a una bomba o como una de esas películas de miedo en las que sí te esperas el susto, pero te lo llevas igual. Es como tener en las manos una interrogación constante. 

martes, 2 de junio de 2015

WANTED

Nunca le ha funcionado muy bien el Norte.


Por favor, si alguien la viera contacten conmigo.

Gracias.

martes, 19 de mayo de 2015

#Microcuento

A veces creo que terminarás volviéndome tan loca 

que acabaré estando cuerda.

El pequeño Kevin que nos sigue habitando

Una tarde tirados en el césped del instituto, a base de sangría y altavoces de un móvil, supe que aquello solo podía vivirse una vez en la vida. Y lo seguí pensando cuando camino de un McDonald's metimos los pies en el barro y gritamos como locas porque nos habíamos hundido en el lodo, sí, pero juntas. Y nos habíamos manchado hasta los calcetines de felicidad.

También supe que lo nuestro era verdadero cuando, sin beber un solo sorbo de cerveza, podíamos dar vueltas alrededor de una mesa en medio de la calle cantando y gritando sin preocuparnos de si alguien nos miraba.

Y que era distinto, por eso de que en el patio del colegio preferíamos el suelo a los bancos, la escuela de música al botellón y ser nosotros a ser como ellos.

Y reír era como respirar.

Y respirar era reír.

Y caerse era levantarse.

Y levantarse era volar.

Y Madrid era más Madrid.

Y nosotras éramos más nosotras.

Y la vida estaba más viva.

Pero, de repente, un día ya éramos mayores. Con caminos bifurcados, con besos en la mejilla, con llamadas a la espera...

Y es que, aunque todo sea distinto, cada vez que os miro sigo teniendo 16 años.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Cárcel sin barrotes

Libre.

Conduce, siguiendo las demás señales, pagando el precio de la libertad. O eso dicen.

Baja, camina, no te pares, no entres en ese portal, no te desnudes por la calle, no bebas en el porche.

Libre, libre.

Despertador, desayuno, ducha, coche, trabajo, estudio, consumo.
Despertador, desayuno, ducha, coche, trabajo, estudio, consumo. Y no folles en el parque.

Toca música en la calle, solo si has pasado el examen.

Duerme en los soportales, solo si la policía no te ve.

No te cueles en las piscinas por la noche, no vaya a ser que sin permiso te ahogues.

Libre, libre, libre.

Vuela por las aduanas de los aeropuertos.
Ilegaliza la maría, legaliza la política corrupta.
Vete a la universidad, pero nunca vayas a la cárcel.
No llores en público, grita en silencio, baja la música, sube la risa.
Mide el tiempo, pero no los valores.
La diferencia entre los presos y nosotros es que sus celdas no son de colores.

Libre.

No te tatúes, consume de todo menos drogas, trágatelo, sobre todo tus quejas.
No mires, tápate los ojos y las mentiras.
Calla, cierra la boca y los puños, ábrete de piernas.
No escuches lo justo, lo distinto, lo excepcional.
Sonríe en las fotos, muérete de miedo, púdrete de quieto.

Libre, libre.

Viaja peajes, acampa propiedades.
Cree en Dios o en otra religión. Para morirte y seguir siendo libre.
No tires las cenizas al mar, no contamines, sácate el carné.
No te contradigas.
Estudia historia, economía, inglés...


Que esta sociedad está del revés,
que no hay ser vivo sin cadenas,
y tú todavía no te lo crees.

Pero, después de todo, sigue pensando que eres libre.

Soy. Somos.



miércoles, 22 de abril de 2015

Los muertos vivientes son reales

Mapas rotos, 
brújulas que han perdido su norte, 
relojes a deshora. 
Cuatro paredes 
y un cuerpo en descomposición. 
Setenta libros: 
leídos y releídos veinte, 
olvidados cincuenta.
Una ventana 
que siempre es el cuadro
en el que se mira. 

Quinientas canciones melancólicas.
Un armario lleno de ropa
que no sirve para ella.

La navaja bien guardada
en el cajón del tocador 

y el espejo intocable, 
desgastado de tanto usarse.
Un despertador
al que nadie hace caso. 

Veinte trozos de un corazón 
y ni una sola persona
con ganas de recogerlos.

Tres bolsas de patatas en la basura 
y doce kilos de más,
por lo menos.

Diez golpes a la pared,
tres han dejado marca.

Dos clavículas
que se encogen por las noches.

Una espalda
con exceso de equipaje.

Veintitrés costillas fracturadas.
Ochenta y cinco cicatrices
y las uñas cortadas.

Yo, insomnio.
Tú, soñando.


Quiero decirle a Dámaso Alonso que ahora las estadísticas apuntan a los seis millones,
y que yo también me pudro con este enjambre de cadáveres.

lunes, 23 de marzo de 2015

Vete

Parece que he tenido la buena o la mala suerte de que sigas a mi lado.

Las locuras momentáneas, la dulzura aún aquí, están bien, vale. 

Pero no, tú quieres arramplar con todo y quedarte a vivir. Y eso no es posible, aquí dentro no cabemos las dos. Así que coge tu mochila, tu flequillo y tus inseguridades. Lárgate por la puerta con la cabeza bien alta. Te pediré que vuelvas pero, por favor, no lo hagas.

Sabes que te quiero te quise.

Ya no hay más tú conmigo.



Cerraré los ojos, contaré hasta diez y.... (ojalá sea cierto)   



Inspirada en una entrada de mi amigo Torrreiffel: http://javiertorreiffel.blogspot.com/2010/10/corrientes-electromagneticas.html

Detalles


Llevo buscando una canción media hora,
y cuando encuentro el vídeo está vacío.
YouTube lo ha censurado.
Grandioso hijo de puta.

La última vez que vi el sol
fue en Copenhague.

Llevo un año sin cortarme el pelo, 
el mismo tiempo 
que llevo buscando una brújula.

Mi perro ya no llora 
si tardo mucho en sacarle. 
Me ha dado por perdida.

Empecé una partida de ajedrez, 
pero tiré el tablero porque quería correr.

Llevo tatuada una tortuga.
El piano me suena a rutina destructiva.
No quiero ir más a inglés.
No para de llover, dentro.
No soy optimista.

Mi cama esta vacía
y la tuya también.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Sueños de realidades

Acabo de cerrar el macuto. He metido algo de ropa, el neceser, dinero, un cuaderno y un boli, junto a mi documentación y la nota que me escribiste.


También he echado un saco de dormir y una esterilla. 

Lo lógico, si te vas a nosédónde sin planes ni alojamiento. Solo un billete de vuelo de ida. 

Y lo cierto es que siento que todo el equipaje me sobra cuando te veo esperándome con tu sonrisa puesta en el aeropuerto de Barajas.

"Vayámonos pequeña, lejos de la vida de un mundo que gira sin ningún sentido", me dices.

Y nos vamos, rumbo adióscadenas, hacia el mayor viaje de nuestras vidas.

Llegamos a algún lugar de Australia después de un vuelo muy, muy largo. Tiramos los macutos en la arena y nos quitamos la ropa deprisa. Salgo corriendo, consciente de que acabo de dar el pistoletazo de salida a la competición por ver quién llega antes al agua. Sales por detrás, con los calzoncillos medio puestos, y entras al mar a la vez que yo, cayendo de bruces, porque la ropa interior se te ha bajado hasta los tobillos. Y yo me río, me río hasta que me coges de la cintura y callas mi risa bajo el agua. Hasta que el juego deja de ser juego cuando tus manos se encuentran con mi cuerpo y nuestros labios se buscan hasta devorarse. En este juego ninguno ha perdido nunca.

[...]

Cuando el semen pasa a formar parte del mar, su insignificancia en él me recuerda a la espuma. Pareciera que este haya sido siempre su lugar. Entonces, me coges de la mano y salimos fuera. Nos tumbamos cabeza con cabeza a mirar el cielo de nuestro sueño. No hay camas. No hay casa. No hay planes. No hay prisas. Ni vagones repletos del vaivén del estrés. Solo estamos nosotros desnudos, rebosantes de adrenalina y preguntas que no tenemos prisa en responder. No tenemos nada, pero nos tenemos todo. La vida nunca me ha sonreído tanto como ahora, cuando me doy cuenta de que, además de quererte, tú también me quieres.

Me duermo anclada a tu pecho, como siempre hago, con la certeza de que todo irá bien.


Despierto a tu lado, contigo abrazado a mi espalda, en una cama que me resulta muy familiar.

Estamos en Madrid. Y todo ha sido un bonito espejismo que mi subconsciente me ha regalado. Tú, por detrás, te aferras a mi cintura y aprietas mi culo contra tu hombría. Despiertas cada parte de mi cuerpo dormido y soñador con besos y roces. Te introduces en mí sin preguntas ni palabras y, con gemidos y jadeos, hablamos de lo mucho que nos queremos. Me haces ver el cielo. De nuevo, vuelvo a estar en Australia tendida sobre la arena, mirando a tu lado un cielo lleno de estrellas. Reboso de vida. 

Te vas, esta vez, sobre las olas que pintan las arrugas de las sábanas.

Esto ha sido igual o mejor que mi sueño.

domingo, 25 de enero de 2015

Lo
que
yo
quiero
es
que

te
quedes


Aunque todo lo demás se vaya…


domingo, 11 de enero de 2015

Pase lo que pase

Como si siempre fueran a estar ahí, y lo que ocurre es que siempre se van...

Tus arrugas, que guardan en cada pliegue 
lo que debió de ser una sonrisa
o el miedo a esa guerra que te acorraló
o la preocupación porque tus hijos crecían
y no todos estaban tan juntos como parecía.

Llevo veinte años a tu lado,
y no creo conocer ni un tercio de lo que tienes.

Pensaba que quizás tú no te moverías,
pensaba que el tiempo no te llevaría,
porque detrás 
de cada beso, de cada examen, de cada fiesta 
tú seguías estando igual:
con el pelo blanco,
sentado en tu sillón
y no oyendo lo que te decíamos.
(Y yo creía que...)

Llorando en Noche Vieja, nunca te preguntamos.

Luego te pasaba algo malo, y tú siempre has luchado.

Eres fuerte,
disfrazado de un anciano
que sujeta un bastón
con unas manos frías y heladas,
como las mías.

Eres un milagro de la vida
que ha resistido para vernos avanzar.


Ahora ya no volverás a ser,
ya no habrá más partidas de ajedrez,
ya no habrá más contrabando,
ya no habrá más paseos por el parque
ni más oportunidades, 
solo una, 
de decirte que te quiero.

Solo una, 
de decirte adiós, abuelo.

Yo no creo en dios,
pero sé que para ti habrá un cielo.

viernes, 9 de enero de 2015

Ser valiente no es solo cuestión de suerte


Tengo los días llenos de música,
maravillosa música.
Tengo la espalda martirizada de horas de baile
y, por ello, la sonrisa un poco más grande.

Tengo las piernas cargadas de peso,
de metros corretodoloquepuedas
que, al final, suman kilómetros.

Tengo las manos inutilizadas
para todo lo que podrían hacer bien. 
Lo sé.

Tengo un abuelo caminando en la cuerda floja
y que, a pesar de todo,
sonríe más que todos nosotros.

Tengo muchas cosas que no necesito
y una familia que no me merezco.
Tengo un cuaderno que me empuja,
unas amigas que veo mucho menos que antes,
pero que muy pocos tienen esos tesoros.

Tengo en la memoria miles de recuerdos,
y solo recuerdo los buenos.

Tengo la suerte a toneladas
y las ganas atrofiadas
empiezan a encontrarse,
me las debí dejar en algún golpe
y las debí de intercambiar por el miedo.

Tengo una voz de cantante para sordos,
pero cuando los días brillan
no puedo parar de hacerlo.

Tengo secuelas que la vida deja,
mares que los han llenado mis lágrimas,
circos, parques, comedias
que los ha llenado mi risa.

He tenido corazones que he tirado a la basura,
palabras que han salido como veneno,
a doler,
miles de disculpas después.

Tengo un cuerpo que solo puede esperar a tus manos,
unos labios sobre los que puedes firmar la paz,
cuando estemos en guerra
(y cuando no, también).
Tengo cicatrices que solo tú puedes lamer,
y canciones que solo tú puedes cantar,
tengo aire renovado de tu boca a boca
y el corazón abierto de placer.

Tengo pánico a veces,
ideas perdidas,
sueños que nacen.

Tengo mucho que hacer y lo pierdo escribiendo,
tengo poco que hacer y llego tarde,
tengo una vida,
llena de días con sus noches,
tengo una vida,
llena de pesadillas con sus sueños.

No tengo nada sin coraje.
Lo tengo todo, si yo quiero.

domingo, 4 de enero de 2015

Los tacones o la vida ( I I I )

Una noche, entre el tequila, el whisky y la cocaína, aterrizó en el baño de asaberdóndecoñoestoy con lágrimas negras recorriéndole sus mejillas, el carmín corrido y el pelo revuelto. Además del detalle de no tener bragas y de estar mirando la cara de un hombre mientras la empotra contra la pared del baño. "Que extraño es ver la cara de orgasmo de un hombre del que ni siquiera conoces su nombre", piensa.

Tras terminar con su aberrante movimiento de caderas, el desconocido se abrocha el cinturón y le da un cachete en el culo para, a continuación, meterse sus bragas en el bolsillo y salir por la puerta.

Ella se queda tirada en el suelo... Y echa de menos a su padre, a su madre, a sus amigas, a su perro, a su hermano... Y llora hasta que la garganta se le quema de tanta llave cerrada, de tanta dureza de cuento.

Cuando termina se coloca la ropa lo mejor que puede, se lava la cara de dolor, de máscaras suicidas, y de pintura. Arranca su collar de mentira de su cuello y, junto a los pendientes, los tira a la basura. Se moja el pelo y deja que sea como él siempre ha querido ser, salvaje y libre. Pinta el espejo hasta desgastar su pintalabiosrojoputa. Se quita los tacones y los golpea contra la pared hasta romperlos. Y los odia, los odia más de lo que ha odiado nunca a nada. Pero ya no más.


Se levanta, como un animal, descalza. Se mira al espejo y sonríe al ver lo que ha escrito en él, pero más aún al verse a sí misma al fin.

Anda de nuevo, como una loba. 

Y sale del baño de un portazo.

"Me he bajado de los tacones para subirme a mi vida".

viernes, 2 de enero de 2015

Los tacones o la vida ( I I )


Y arde. Madrid arde con sus pasos de loba, pero se avergüenza de sus andares de avestruz.

Ella se tiñe el humor de gilipollas y se intenta parecer a todas las demás. Y la única mierda que le gusta de las discotecas es bailar como si no hubiera mañana y emborracharse hasta perder las bragas con algún tío al que le mide más la polla que la inteligencia de su cerebro, o sea, diez centímetros, más o menos.

Ahora además de pintarse la raya se mete otras. Y se coloca para sentir que volar es posible sin que un cabrón te abra las alas "para luego dejarte sin cielo".

Pero siempre que vuelve a poner los pies en la tierra se encuentra arrastrándose entre el barro y la mierda.

Y eso es mejor que poner los pies en el jodido suelo.