jueves, 21 de noviembre de 2019

Recomposición

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No son luces, son mariposas brillantes 
que vienen del círculo negro, 
del hueco donde las cosas desaparecen.
Lola Nieto

La habitación lleva días abierta,
de su interior brotan 
olores de almizcle, podredumbre y miseria.
Nadie se atreve a mirar
y de los goznes de la puerta
asoman las raíces de las flores secas.
Así pasaron las noches
y del suelo manaba el zumo agrio
de una pantera corrompida
por selvas de cartón.

Jamás hubieran osado entonces
internarse en los delirios yermos
de aquellas tierras.

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Pero días después,
la habitación dejó de oler,
la casa se olvidó de la habitación
y de su interior 
ya no brotaban 
ni raíces
ni flores
ni charcos espesos
de color verde oscuro.

Días después las puertas cayeron,
un zumbido anunciaba el clamor
de algo nuevo.
En el suelo encontraron
el cadáver despierto
del dolor ya añejo.

Las letras de los poemas que había leído,
dicen,
habían emergido en mariposas
que colgaban de su vientre.

(Nunca nos han hablado
de cómo huele un cuerpo en recomposición).

Credo de asesinas


Me estoy abandonando.
Me acuesto a las 4.
Me levanto a las 12.
Como si saliera de fiesta 
en mi propio cuarto.
Ni escribo ni leo ni sueño.

Juego.

En serio, juego.

Me paso la noche 
saltando de tejado en tejado,
tengo una daga oculta,
asesino y mato.

Me paso la noche
salvando al pueblo
de sus crueles guardias,
mientras mis heridas 
siguen sangrando.

Por las mañanas 
pareciera que nada importara
y dejo pasar las horas
—por una vez 
no me preocupa 
llegar a tiempo—.

Me estoy abandonando
y las heridas supuran nervios.
Por la boca se me escapan
las puntas de la conciencia.
No produzco 
y no me importa.
Jamás fui tan antisistema.

Por las noches
atravieso el desierto
y realizo saltos de ángel.
Mi miedo a las alturas
se está multiplicando.

Por las mañanas
alargo las horas,
estiro las horas,
moldeo las horas,
hasta que el tiempo del yugo 
llega.

No produzco
y no me importa.
Jamás fui tan antisistema.

Me estoy abandonando
y, por una vez,
las serpientes que me persiguen
no se enrocan a mi cuello.

Me estoy abandonando
y, por una vez,
los reptiles me han sepultado.
Bajo decenas de ellos
dejo caer mis brazos.

Por una vez, estoy sanando.

viernes, 15 de noviembre de 2019

En paz con Orión

Hoy no me he levantado en guerra con Orión, Gata.
Que si tu escribías desde la rabia
mis fluidos lloran letras
cuando el vacío
cuando el ciclo.

Y la rabia se me escapa, impertinente,
en coces furiosas
contra toda mi estirpe.

A u t o s a b o t a j e

Aquí dentro:
periodismo y hastío
o poesía y barbarie
(un camino
que lleva indomable al otro).

C í c l i c o

Hoy no me he levantado en guerra con Orión
como Antares,
Ana.

Me he levantado bajo su yugo.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Los sueños son veletas

Obra de Salvador Dalí

La casa.
Con piscina no.
Con un pequeño cuarto
que haga las veces de gimnasio.

El edredón,
las láminas
y, al menos,
una chimenea eléctrica
que disimule la ausencia
de una de piedra.

El coche tampoco,
pero sí una furgoneta, 
que haga las veces de caparazón.

    [Un pequeño ser humano 
    comienza a asomar sus manitas
    desde algún rincón del deseo]

Mientras tanto: 
la rutina.
Por las mañanas,
la prisa del que está sentenciado.
Por las tardes,
el abandono de las obligaciones,
la culpa de la costumbre.
    Tú y yo transitando
    el uno
    al lado del otro.

Quizás,
algún miércoles de cine.
Quizás,
algún polvo mágico,
acordarnos del braille.
Recuperarnos del hastío
los sábados y las vacaciones.

Los domingos volverán a caer
a la espera de los sueños
que en días como hoy
quedan flotando en el aire.

Me sentaré a mirarlos
desde la ventana de una ilusión
que jamás pensé
que llevara mi nombre.

O este será el cuento
que leeré
desde otra ventana,
                    en otra casa,
                            con otro hombre.