domingo, 25 de enero de 2015

Lo
que
yo
quiero
es
que

te
quedes


Aunque todo lo demás se vaya…


domingo, 11 de enero de 2015

Pase lo que pase

Como si siempre fueran a estar ahí, y lo que ocurre es que siempre se van...

Tus arrugas, que guardan en cada pliegue 
lo que debió de ser una sonrisa
o el miedo a esa guerra que te acorraló
o la preocupación porque tus hijos crecían
y no todos estaban tan juntos como parecía.

Llevo veinte años a tu lado,
y no creo conocer ni un tercio de lo que tienes.

Pensaba que quizás tú no te moverías,
pensaba que el tiempo no te llevaría,
porque detrás 
de cada beso, de cada examen, de cada fiesta 
tú seguías estando igual:
con el pelo blanco,
sentado en tu sillón
y no oyendo lo que te decíamos.
(Y yo creía que...)

Llorando en Noche Vieja, nunca te preguntamos.

Luego te pasaba algo malo, y tú siempre has luchado.

Eres fuerte,
disfrazado de un anciano
que sujeta un bastón
con unas manos frías y heladas,
como las mías.

Eres un milagro de la vida
que ha resistido para vernos avanzar.


Ahora ya no volverás a ser,
ya no habrá más partidas de ajedrez,
ya no habrá más contrabando,
ya no habrá más paseos por el parque
ni más oportunidades, 
solo una, 
de decirte que te quiero.

Solo una, 
de decirte adiós, abuelo.

Yo no creo en dios,
pero sé que para ti habrá un cielo.

viernes, 9 de enero de 2015

Ser valiente no es solo cuestión de suerte


Tengo los días llenos de música,
maravillosa música.
Tengo la espalda martirizada de horas de baile
y, por ello, la sonrisa un poco más grande.

Tengo las piernas cargadas de peso,
de metros corretodoloquepuedas
que, al final, suman kilómetros.

Tengo las manos inutilizadas
para todo lo que podrían hacer bien. 
Lo sé.

Tengo un abuelo caminando en la cuerda floja
y que, a pesar de todo,
sonríe más que todos nosotros.

Tengo muchas cosas que no necesito
y una familia que no me merezco.
Tengo un cuaderno que me empuja,
unas amigas que veo mucho menos que antes,
pero que muy pocos tienen esos tesoros.

Tengo en la memoria miles de recuerdos,
y solo recuerdo los buenos.

Tengo la suerte a toneladas
y las ganas atrofiadas
empiezan a encontrarse,
me las debí dejar en algún golpe
y las debí de intercambiar por el miedo.

Tengo una voz de cantante para sordos,
pero cuando los días brillan
no puedo parar de hacerlo.

Tengo secuelas que la vida deja,
mares que los han llenado mis lágrimas,
circos, parques, comedias
que los ha llenado mi risa.

He tenido corazones que he tirado a la basura,
palabras que han salido como veneno,
a doler,
miles de disculpas después.

Tengo un cuerpo que solo puede esperar a tus manos,
unos labios sobre los que puedes firmar la paz,
cuando estemos en guerra
(y cuando no, también).
Tengo cicatrices que solo tú puedes lamer,
y canciones que solo tú puedes cantar,
tengo aire renovado de tu boca a boca
y el corazón abierto de placer.

Tengo pánico a veces,
ideas perdidas,
sueños que nacen.

Tengo mucho que hacer y lo pierdo escribiendo,
tengo poco que hacer y llego tarde,
tengo una vida,
llena de días con sus noches,
tengo una vida,
llena de pesadillas con sus sueños.

No tengo nada sin coraje.
Lo tengo todo, si yo quiero.

domingo, 4 de enero de 2015

Los tacones o la vida ( I I I )

Una noche, entre el tequila, el whisky y la cocaína, aterrizó en el baño de asaberdóndecoñoestoy con lágrimas negras recorriéndole sus mejillas, el carmín corrido y el pelo revuelto. Además del detalle de no tener bragas y de estar mirando la cara de un hombre mientras la empotra contra la pared del baño. "Que extraño es ver la cara de orgasmo de un hombre del que ni siquiera conoces su nombre", piensa.

Tras terminar con su aberrante movimiento de caderas, el desconocido se abrocha el cinturón y le da un cachete en el culo para, a continuación, meterse sus bragas en el bolsillo y salir por la puerta.

Ella se queda tirada en el suelo... Y echa de menos a su padre, a su madre, a sus amigas, a su perro, a su hermano... Y llora hasta que la garganta se le quema de tanta llave cerrada, de tanta dureza de cuento.

Cuando termina se coloca la ropa lo mejor que puede, se lava la cara de dolor, de máscaras suicidas, y de pintura. Arranca su collar de mentira de su cuello y, junto a los pendientes, los tira a la basura. Se moja el pelo y deja que sea como él siempre ha querido ser, salvaje y libre. Pinta el espejo hasta desgastar su pintalabiosrojoputa. Se quita los tacones y los golpea contra la pared hasta romperlos. Y los odia, los odia más de lo que ha odiado nunca a nada. Pero ya no más.


Se levanta, como un animal, descalza. Se mira al espejo y sonríe al ver lo que ha escrito en él, pero más aún al verse a sí misma al fin.

Anda de nuevo, como una loba. 

Y sale del baño de un portazo.

"Me he bajado de los tacones para subirme a mi vida".

viernes, 2 de enero de 2015

Los tacones o la vida ( I I )


Y arde. Madrid arde con sus pasos de loba, pero se avergüenza de sus andares de avestruz.

Ella se tiñe el humor de gilipollas y se intenta parecer a todas las demás. Y la única mierda que le gusta de las discotecas es bailar como si no hubiera mañana y emborracharse hasta perder las bragas con algún tío al que le mide más la polla que la inteligencia de su cerebro, o sea, diez centímetros, más o menos.

Ahora además de pintarse la raya se mete otras. Y se coloca para sentir que volar es posible sin que un cabrón te abra las alas "para luego dejarte sin cielo".

Pero siempre que vuelve a poner los pies en la tierra se encuentra arrastrándose entre el barro y la mierda.

Y eso es mejor que poner los pies en el jodido suelo.