Una noche, entre el tequila, el whisky y la cocaína, aterrizó en el baño de asaberdóndecoñoestoy con lágrimas negras recorriéndole sus mejillas, el carmín corrido y el pelo revuelto. Además del detalle de no tener bragas y de estar mirando la cara de un hombre mientras la empotra contra la pared del baño. "Que extraño es ver la cara de orgasmo de un hombre del que ni siquiera conoces su nombre", piensa.
Tras terminar con su aberrante movimiento de caderas, el desconocido se abrocha el cinturón y le da un cachete en el culo para, a continuación, meterse sus bragas en el bolsillo y salir por la puerta.
Ella se queda tirada en el suelo... Y echa de menos a su padre, a su madre, a sus amigas, a su perro, a su hermano... Y llora hasta que la garganta se le quema de tanta llave cerrada, de tanta dureza de cuento.
Cuando termina se coloca la ropa lo mejor que puede, se lava la cara de dolor, de máscaras suicidas, y de pintura. Arranca su collar de mentira de su cuello y, junto a los pendientes, los tira a la basura. Se moja el pelo y deja que sea como él siempre ha querido ser, salvaje y libre. Pinta el espejo hasta desgastar su pintalabiosrojoputa. Se quita los tacones y los golpea contra la pared hasta romperlos. Y los odia, los odia más de lo que ha odiado nunca a nada. Pero ya no más.
Anda de nuevo, como una loba.
Y sale del baño de un portazo.
"Me he bajado de los tacones para subirme a mi vida".
"Me he bajado de los tacones para subirme a mi vida".