Un pajarito ha caído del nido
y yo lo único que quiero
es tenerlo entre mis manos(tanta ternura es imán
de accidentes de entusiasmo).
Pero al acercarme
revolotea
se esconde
huye.
– Yo solo quiero ayudarte.
Pero es mentira.
Lo único que en realidad deseo
es achucharle.
Entretanto,
vigilan sus padres.
Entro en casa,
bajan al suelo;
salgo a la calle,
suben al acebuche.
Él ya es plumas y ligeros vuelos,
pero aún tiene cara de polluelo
y su nido le queda cerca,
pero tan lejos.
Después de comer,
vuelvo a buscarle.
Su canto se oye
desde lo alto de un árbol.
Un gorrioncito que al fin alzó su vuelo
para volver junto a su madre.