domingo, 29 de marzo de 2020

Inmortal

"Maldita la certeza indeseable, el ancla que sujeta las piernas de las almas que un día se creyeron inmortales. Yo fui inmortal hasta los cinco años, luego ya vinieron las disputas y los reproches [...]".
Ana Isabel García Llorente

ladyquinzano inmortal

La reina leona de la sabana,
la Medusa más Medusa,
la cattana en la boca,
y la dureza nivel ocho
en la escala de Mohs.

-Cualquier definición sobre ti
se queda pequeña
aunque la escribieras
tú misma-.


Tú,
que reivindicando
musas y guerreras

te convertiste en epopeya.

Tú,
que con la última palabra 
-siempre en la boca-
hiciste nacer Lisístratas
donde antes Helenas.

Tú,
que te perpetuaste en mito

-jamás caído-
que te mereciste
la vida hasta tal punto

que tu muerte es una injusticia,
que pintaste las paredes
de los barrios

cuando ya te habías ido.

Tú,
que con tu oficio nos recordaste
a los poetas

que lo nuestro
no eran ni las mates
ni las ciencias.


-Hasta los cinco años te pensaste inmortal
e inmortal te has quedado-.

domingo, 22 de marzo de 2020

Cosquillitas borrachas

Los amantes - René Magritte

Vemos una película.

Estamos sentados en el salón.

Guardamos la distancia de seguridad.
 
Mamá, en un sillón;
papá, en un sofá;
y Miguel y yo, en otro, 
el más grande.

Ni siquiera nos rozamos.

Pero tenemos hambre de caricias
y un rastrillo pequeño
-cosquillero lo llamamos-
que le regalaron a papá en Navidad.

Con eso nos vale.

Desde mi sitio
hago cosquillitas a papá.

Después, es mi turno:
pasea Miguelito
el artilugio por mi piel:

brazos, piernas
y un poco de espalda.


Mamá siempre ha permanecido ajena
a este ritual,

que ahora
mira con desdén.


El arma de doble filo,
envenenado entre sujeto y acción,
pasa a mis manos otra vez.
Ya ha pasado el proceso de desinfección.

Acaricio a mi hermano
a través del
cosquillero.
Quisiera apoyar
las yemas de mis dedos
en su espalda,

preguntarle si me deja quitarle
alguna espinilla.

Pero acaricio a mi hermano
con un rastrillo
alcoholizado.

domingo, 8 de marzo de 2020

Las raíces indomables

Yo os invoco hijas de Eva
buscando una luz.
Gata Cattana

Ilustración de Veronica Living

Hace un tiempo
que algo despertó en nosotras.

Desde entonces,
tonos morados lo han tiznado todo:

rostros y palabras,
sangre y entrañas.

Nos han crecido las raíces
y ahora somos zorras orgullosas
con colas de Medusa
y piernas de lamia.


Nos han crecido las raíces,
algunas, incluso,
han dejado de ir hacia abajo

y se han entrelazado
con las de nuestros costados.

Forman un jardín de hespérides.

Y, aún así,
me chirría el crepitar
de esta ola que algunos tratan de domar
—como si pudieran—.

Nos han crecido las raíces.

Pero nos hemos enquistado
en la negación de este espacio
a mujeres que nacieron con huevos,
y en la destrucción de puentes
entre debates que hoy nos queman.
Duelen.

Nos hemos hecho virales, globales.
Somos una ola ígnea
que ya lo impregna todo.

Y, sin embargo, hemos confundido 
la promiscuidad con la empoderación,
el recuerdo de unas por el olvido de otras,
el poder masculino con lo debido.

Nos han crecido las raíces,
pero aún nos quedan cortas.

Sin embargo,
riégate,
mójate los trazos
y sorbe el zumo de las ciruelas.
Nosotras no nos rendimos
porque, algún día, nacerá Gea.