martes, 29 de octubre de 2019

En este instante que ya no existe

Hace fresco,
pero no el suficiente 
como para llamarlo frío.
Es el octubre 
que deja el rastro en la tierra 
de los pasos humanos.

El sol calienta,
pero el viento 
nos mueve el pelo
y las hojas de unos árboles
que ya deberían verse dorados.

Al subir las escaleras
un pajarito asoma a la altura de mis ojos.
Se posa en el suelo
y en la estación 
se prenden las sombras de las farolas.
Un hombre se envuelve de humo
al fondo del andén.

Todo reposa.

Todo fluye.

Cada persona suena a una música diferente.

Solo hacía falta una canción
y un silencio dónde pararse.