Ce n’est pas un asperges
Es la ciudad de los muertos de Tolkien
sobre la que crecen
no uno,
sino cinco árboles blancos
envueltos por el velo de un insecto
que hunde sus patas
sino cinco árboles blancos
envueltos por el velo de un insecto
que hunde sus patas
sobre las laderas de la muralla
para engullir
para engullir
todo resquicio de árnica.
Ce n’est pas un monstre
Es el velo que cubre la silueta de Minas Tirith
en plena Segunda Edad
haciendo del antiguo reino de Númenor
un ente de forma fálica
que, ahora,
me llevo a la boca
y mastico
con la convicción
de no haber destruido nada.
con la convicción
de no haber destruido nada.