Me muevo entre las persianas bajadas
de una habitación sin ventanas,
y el resquicio de cielo
que asoma a través de la claraboya,
donde la sombra se quedó prendada
de las pinceladas de Caravaggio.
y el resquicio de cielo
que asoma a través de la claraboya,
donde la sombra se quedó prendada
de las pinceladas de Caravaggio.
Soy un topo vidente
adicto al tallo que crece bajo el sol,
obsesionado con las quemaduras
de urracas calvas y lagartijas descoladas,
tan apasionado
que cada vez que se encierra en la madriguera
se lame heridas que no existen
y cierra los ojos
porque quisiera ser ciego
solo para no ver
todo lo que se le escapa de las manos.