Y no es suficiente.
El tiempo hace
Corremos detrás de él,
pero siempre nos alcanza.
pero siempre nos alcanza.
Se hace tangible en arrugas,
sigue corriendo
sigue corriendo
cuando los domingos
nos quedamos mirando la ventana.
El tiempo no perdona,
no olvida,
no se para.
El tiempo hace
de las ruinas monumentos
y de los cuadros
y de los cuadros
obras maestras.
Se bebe los miedos,
Se bebe los miedos,
devasta los muros,
desgasta las piedras,
abole dictaduras
abole dictaduras
y saluda a lo que vendrá...
El tiempo,
El tiempo,
como una serpiente que nos va
seseando los talones,
que, a veces,
que, a veces,
nos enrosca de sueños
con falta de tiempo.
El mismo tiempo
que quieren inmortalizar
los relojes,
las fotografías.
Y siempre pasa.
Pasa de largo,
avanza sin tregua.
Es la guerra de las urgencias.
Él,
Es la guerra de las urgencias.
Él,
más valioso el dinero.
Él,
que no concede despedidas
y, a veces,
y, a veces,
ni segundas oportunidades.
Un amante de la vida,
que nos grita constantemente,
pero muchas veces no le oímos,
pero muchas veces no le oímos,
o no queremos,
que lo hagamos ahora,
que hoy es ya mañana.
que lo hagamos ahora,
que hoy es ya mañana.
El tiempo,
infinito sabio de lecciones
sobre prioridades.
El tiempo,
cristal cortante
con forma de nostalgia.
El tiempo,
incesante caballo
que nunca detiene su trote.
infinito sabio de lecciones
sobre prioridades.
El tiempo,
cristal cortante
con forma de nostalgia.
El tiempo,
incesante caballo
que nunca detiene su trote.
Aunque, contraria a todo,
yo os juro que,
algunas veces,
se para.
yo os juro que,
algunas veces,
se para.