domingo, 5 de abril de 2020

Pólvora de la mañana

poema ladyquinzano

Hoy ha muerto Aute.
Nunca he sido
 
una gran fan suya 
ni tampoco detractora, 
aunque sí reconozco mi debilidad 
por ese alba 
de hambre atrasada.

Nunca he sido
una gran fan de Aute,

tampoco detractora,
pero crecí con sus canciones 
camino de Nava.
Entonaba al ritmo de sus poemas
una melodía infantil
cuya única letra era caca.

Reconozco sus acordes
en las gotas

que en las carreteras
se derramaban
por las ventanas del coche

y bailaban un slowly
en un intento
por atrasar su extravió

—pelear por no quedarse
sin su latido—.


No,
yo nunca he sido
una gran fan de Aute,

pero tampoco detractora.

Y, sin embargo,
sus letras me hacen niña,
cuando el corral del pueblo
era paraíso

y yo su reina.
Cuando aún creía
que Al alba 

era una canción de amor
—que lo era—.

No,
que yo nunca he sido
una gran fan de Aute,

pero,
y esto es muy importante,

tampoco detractora.

Y hoy miro a mi padre
que le escucha en la tele
como a un amigo perdido.
"¿Sabes que era
de mis cantantes favoritos,
Eva?",

me pregunta.

Él mira en la tele
la imagen de Aute,
fallecido.

Pero yo sé que,
en realidad,

también está viendo 
una juventud pasada
de la que apenas yo sé nada,
y sé que son recuerdos 
lo que escucha en sus oídos.

Papá mira su juventud,
y yo, 
yo veo mi infancia.