miércoles, 20 de marzo de 2019

Caracolas


[Su cara me mira desde el espejo
    y, sin embargo, 
    no acierto a encontrar en ella 
    ninguna de las cosas que antes le hacían ser].

Los recuerdos se van fundiendo 
en una playa gigante, 
pero algunos se convierten en caracola
cuando la espuma del mar les toca. 

    Quizás allí varados para siempre. 
                                                        Inmutables.

Escuchar sus tripas
me devuelve ligeras visiones 
de un tiempo que no sé si fue mejor, 
pero que fue, 
indudablemente, 
ígneo. 

Las cenizas mudaron entonces 
en estos granos de arena 
que ahora se me escurren entre los dedos. 

Algunos castillos, 
de los que solo su sombra queda, 
se levantaron lejanos a la orilla, 
desnudos al viento. 

    T-o-d-o se destruye para dar paso.

En otra dimensión, 
mi primo y yo construimos murallas a orillas del mar.
Todo lo que levantamos, c
                                            a
                                            e
    [Si no quisiéramos que así fuera
    hubiéramos elegido otra guerra].

Una mujer camina entonces entre nosotros.
Lleva el pelo corto y la piel tintada. 
Se parece a la niña.
 
Y nos mira a los ojos 
mientras aplasta
uno de nuestros castillos. 
    [¿Qué será de mí sin esa fortaleza?].

Pero en la planta de mi pie
ha nacido un poema.