lunes, 25 de junio de 2018

Occidente versus tiempo


Entre metro y metro 

hay cuatro minutos -esta vez-.
Pero siempre pasarán llenos.
Entre metro y metro
el andén se vuelve a llenar
de personas 
que perdieron el tren anterior,
quizás por un minuto,
quizás por cuatro...
Y llegaron corriendo a este,
justo a este
que ya anuncia 
el cierre de sus puertas.

Entre metro y metro
no pasa nada
y las personas corren para que no se vaya.
Como si no volviera otro.
Como si otro 
no estuviera a dos paradas de distancia...
Y hay gente que corre tanto,
como si de un 100 metros lisos se tratara.
Y si no llegan aporrean la puerta.
Y si llegan por los pelos, 
nadie les aplaude.

Vencer al tiempo solo es una heroicidad 
en las películas americanas.
Ganarle minutos al tiempo
no es lo mismo que ganárselos a la vida.
Y de eso saben mucho los miserables.

Corremos contra reloj 
para fingir que lo que hacemos 
es importante.
Mientras, otros esperan,
luchan junto al tic-tac
para vencer la muerte.

¿Qué vale más: un minuto corriendo o un minuto corriéndose?

Un día más es un día más.