miércoles, 27 de junio de 2018

Femme fatale

El problema es que me señalas cada vez que te pregunto dónde duele.
Irene X


A veces -es cierto- 
busco el conflicto. 
Rasgo la calma 
y husmeo en sus entrañas,
hasta dar con algo 
-clon, clon
hasta dar con algo.

Después, 
corre la sangre,
se extiende por mis núcleos,
hasta llegar a tus labios.
Es entonces cuando,
en un arrebato de cordura,
puedo ver su color:
negro, oscuro, casi sucio.
Que chorrea de tus dientes,
porque tú también me has mordido.

Siempre consigo la guerra no firmada,
que acabo por repartir
entre mi víctima y su verduga.
Como si Bosnia hubiera tenido
la misma culpa que Serbia,
como si Polonia hubiera estado 
al mismo nivel que la Alemania nazi.

Creo cómplices kamikazes.
Dividimos la responsabilidad en porciones
y yo vuelvo tranquila a mi cama,
nido de serpientes.

Y es solo 
después de haber despedazado a mi presa,
cuando noto el cianuro
recorriendo mis venas.

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