Ilustración de Paula Bonet |
Desde el deseo
asoma su cabeza
la espina de una cadena
de ramas y tubérculos,
aprieta mis caderas
como sanguijuelas succionan
la sangre de su presa;
porta en el pecho una culpa
que se me deshace en los dedos
la espina de una cadena
de ramas y tubérculos,
aprieta mis caderas
como sanguijuelas succionan
la sangre de su presa;
porta en el pecho una culpa
que se me deshace en los dedos
y ya es imposible de domesticar.
Crecen ríos de opresión
desde el nacimiento del Eros,
y acogen en sus aguas
la mezcla de la culpa y del deseo.
desde el nacimiento del Eros,
y acogen en sus aguas
la mezcla de la culpa y del deseo.
Agonizo porque mi vientre
tiene hambre de tu ombligo
y la obligación de saciar siempre
estómagos desérticos.
tiene hambre de tu ombligo
y la obligación de saciar siempre
estómagos desérticos.
Te quiero en mis manos
suplicando por mi sexo,
y lo suficientemente lejos
como para hallarme
en otros cuerpos.
suplicando por mi sexo,
y lo suficientemente lejos
como para hallarme
en otros cuerpos.
Me quiero para mí sola
porque compartirme
es ofrecerte sumisión.
porque compartirme
es ofrecerte sumisión.
Desearte es perverso
porque nunca sé
si es complacencia lo que brota.
si es complacencia lo que brota.