Hoy, por fin, he desaparecido.
Tantas veces había soñado con ello...
Tantas veces había soñado con ello...
y, sin embargo, aquí estoy:
fugada y sin cartel de búsqueda.
Porque no entendía que desaparecer
no era otra cosa
Porque no entendía que desaparecer
no era otra cosa
que la ausencia de la responsabilidades,
el dejar vagar al impulso
por el cementerio de la obligación,
ceder ante los días de apatía
y transitarlos como senderos habitables.
el dejar vagar al impulso
por el cementerio de la obligación,
ceder ante los días de apatía
y transitarlos como senderos habitables.
Y ahora que, por fin, he desaparecido
resulta difícil saber
qué hacer con toda esta calma,
no dejarse arrastrar por los brazos
no dejarse arrastrar por los brazos
de una desidia perezosa
que no se quiere ir
pero que, ante todo,
sabe que puede estar.
que no se quiere ir
pero que, ante todo,
sabe que puede estar.
Somos capaces
de encontrar la infelicidad
de encontrar la infelicidad
en todas partes,
de retorcer los deseos cumplidos
en jaulas
en jaulas
y, pese a todo,
quedarnos ahí,
quedarnos ahí,
como canarios con la puerta abierta.
Tantas veces había soñado con desaparecer
que, ahora, solo quiero volver.
que, ahora, solo quiero volver.