Perdida, esa es la palabra. Estaba perdida. Preguntándome
sin querer preguntar y llorando sin lágrimas que secar.
¿Dónde te habrás ido?
Tal
vez el problema no sea no encontrar las respuestas, sino no saber qué buscar,
qué preguntar…
Yo dejo
que el camino me arrastre con sus desastres, con su belleza y sus baches y me
lleve así no sé, no sé a dónde… Quizás me baje en marcha, quizás me duerma en
su vaivén, quizás corra más que él… Me dejaré mecer por ti, por tus brazos, por
tu dolor y tu inmensa lucidez. Quién sabe. Puede que así te encuentre.