miércoles, 26 de diciembre de 2012

Desvíos


Y me vi a mí sola. Desencajada. Desconcertada. Aturdida. Asustada. Ignorante. Perdida. 

Perdida, esa es la palabra. Estaba perdida. Preguntándome sin querer preguntar y llorando sin lágrimas que secar. 

¿Dónde te habrás ido?
 
Tal vez el problema no sea no encontrar las respuestas, sino no saber qué buscar, qué preguntar…

Yo dejo que el camino me arrastre con sus desastres, con su belleza y sus baches y me lleve así no sé, no sé a dónde… Quizás me baje en marcha, quizás me duerma en su vaivén, quizás corra más que él… Me dejaré mecer por ti, por tus brazos, por tu dolor y tu inmensa lucidez. Quién sabe. Puede que así te encuentre.