Lo convirtieron en un fruto podrido
caído del árbol prohibido de los pecados
dañado para siempre, dañado para siempre
dañado para siempre, dañado para siempre.
Zahara
[Cada vez que te siento
apretarte contra mis caderas
se me encienden las alarmas de la culpa].
Quisiera convertirme en roca inerte
que ni sintiera deseo
ni fuera deseada,
pero soy mujer
nacida del vientre amarillento
de la historia,
que ha pasado imberbe
por extensos campos de nabos,
sometida a la atención interesada
de los hombres,
para siempre afligida de heridas
que supuran leche cortada.
Soy
aborto viviente de ojos abiertos
que escuecen como el amoniaco
en un pelo limpio,
porque no quiero ver,
pero veo,
y la certeza
pare estas dudas,
huérfanas de senda:
¿aquel fuego
volverá a ser
alguna vez
mío
o sus llamas
seguirán siendo
la corriente corrupta
de los designios masculinos?
Quisiera decir
que sus ojos en mi carne
no me importan,
que se resbalan
cual savia
por la corteza de mis muslos,
pero si no los siento
prendidos a mi cuerpo
de mi tronco emergen
mirlos negros
que desmenuzan
cada viruta de madera
y la convierten
en cuchillos
que se clavan en mi ego.
Culpable de no serviros,
desgraciada ante vuestra indiferencia,
mi apetito yace fosilizado
bajo las gotas de vuestro semen.
mi apetito yace fosilizado
bajo las gotas de vuestro semen.