domingo, 27 de febrero de 2022

Kiev

Hoy algo ha empezado en pasado

un destello 
que solo es un eco engrandecido 
de lo que ya era
y aquí 
todo el mundo 
sigue dormido,
sumidos en los acertijos rutinarios,
agarrados a las barras de los trenes
que hoy saben a radiación y a plomo
como si no fuéramos 
más de lo que somos,
apenas medusas 
a merced del azar del mar.

Me dirijo a un concierto
mientras mis manos 
trazan estas palabras
y también he hecho planes
para hacer un viaje en mayo.

Y es absurdo
porque entretanto se fragua 
quizás
el inicio del fin.

Pero qué hacer si no:
sorber del néctar del presente
el almizcle dorado
y dejarlo derramarse 
por los hombros, el pecho y el vientre
hasta que toda yo sea un cuerpo celeste,
hasta que el día pase

o los hombres grandes lleguen.