Tu olvido no será más que un olvido.
¿Qué sentías al ver
las películas bélicas?
Jamás llegué a preguntártelo.
¿Llegaste a ser la mano
que apretó el gatillo?
Disparo errado
que cayó en silencio.
Preguntas sin respuestas
y respuestas sin preguntas.
Siempre fuiste para mí
una llave echada,
un pozo tapiado,
un pozo tapiado,
un interrogante
con resquicios de sentencia.
Y yo,
entrevistadora inexperta,
niña de ojos vendados,
cabeza de nube,
apenas una mujer
de alas yermas.
No lo ponías fácil.
Conocerte era
Conocerte era
estrellarse contra una cebolla
de capa dura
y corazón salado.
Penetrar en tu memoria
era escarbar en superficie
a salvo de lágrimas
y a riesgo de incógnitas.
a salvo de lágrimas
y a riesgo de incógnitas.
Pero si hoy siento que no te conozco
no fue solo por ti, Abuelo.
Fueron mis maneras de mirarte,
mis manías de correr al ritmo de Madrid,
mis ausencias al estar a tu lado.
Y, sin embargo, sé
que el día en el que nací
una conjunción se gestó
entre tu memoria y mi presente.
Tus palabras en blanco y negro,tinta costrosa
que encierra las respuestas.
Mis hallazgos a color,
letras en el Microsoft Word
que buscan las preguntas.
Y en el camino, la certeza:
enlaces tono sepia
y el amor,
la réplica.