Llevo una piedra en los zapatos que siempre vuelve a resurgir, como quien dice "una suerte coja", por llamarla así, desde el optimismo con el que otros son capaces de nombrarla. Y porque sí, ya sé que en el fondo no es nada el todo en mi mundo, pero qué más da, si a mí me cuesta respirar a veces de tanta mala estrella que creo tener, de tantos tropiezos enganchados a los mismos defectos. No sé. No puedo. Nada tiene demasiado que importar en el girar de mi ombligo. Como diría Mushu, soy una bichita con suerte, aunque a veces sea una suerte de mierda.