No recordaba nada. No sabía quién era o cómo cojones había llegado allí. Se encontraba inmerso en una completa oscuridad. No entendía que había ocurrido o si, verdaderamente, existía algo más que eso.
Un extraño pájaro recorrió aquel inmenso vacío, dejando tras de sí un rastro de fuego, pequeñas luces. Al principio aquella criatura le asustó y tuvo miedo. Pero al cabo de un tiempo, quién sabe si meses, días o años, acabó por verle como alguien cercano. Esperanza.
Era un fénix, sí, y le seguiría.
Sea lo que fuere le hizo sentir abstraído y vivo.
Su único enlace a lo que existiera o no.