Parece que he tenido la buena o la mala suerte de que sigas a mi lado.
Las locuras momentáneas, la dulzura aún aquí, están bien, vale.
Pero no, tú quieres arramplar con todo y quedarte a vivir. Y eso no es posible, aquí dentro no cabemos las dos. Así que coge tu mochila, tu flequillo y tus inseguridades. Lárgate por la puerta con la cabeza bien alta. Te pediré que vuelvas pero, por favor, no lo hagas.
Sabes que te quiero te quise.
Ya no hay más tú conmigo.